El Matador cordobés se impuso por 2-0 y pasó a los 16avos de final en un juego que estuvo demorado por la violencia entre los hinchas.
El fútbol y la Argentina tienen tantas similitudes, pero hay una que los hace destacados: la imprevisibilidad. Son innumerables los puntos en común que tienen, pero uno de ellos, hoy nos agasaja con algo sumamente auspicioso: Talleres y River, nuevamente palmo a palmo por el mismo objetivo tanto en el torneo local y como en la Copa Argentina. Después de pensar miles de caminos posibles, Javier Gandolfi saltó su escollo en el torneo más federal del país y ahora, destapó un nuevo capítulo del destino: enfrentar de nuevo a su hermano de la vida, Martín Demichelis. Sin embargo, esta vez no será como cuando eran chicos y pateaban juntos la pelota de cuero en Renato Cesarini o cuando compartían concentración en River, sino que tendrá un cruce agridulce y le significará a uno de los dos enterrar uno de sus objetivos anuales.
En la primera contienda salió victorioso el ex zaguero y actual entrenador de un Talleres que da pelea y con todas sus armas, ya sea con un equipo alternativo o plagado de sus titulares. Como consecuencia de pelear los frentes y con el tiempo que apremia, el Cobija dispuso un mix entre titulares y suplentes para enfrentar al Funebrero y lograr el pasaje en donde ya esperaba River, que ambicioso como marca su historia, lucha por los tres frentes: Liga Profesional, Copa Argentina y Copa Libertadores. No obstante, el dicho popular reza “más vale viejo conocido que nuevo por conocer” y por allí puede estar el primer aspecto positivo para cada uno de estos estrategas y viejos conocidos.
Del llamado de Demichelis para que Gandolfi sea su ayudante de campo, la ironía de Andrés Fassi, al último enfrentamiento pasó un largo trecho y en ese camino, la T se le arrimó bastante al Millonario, que dejó de ser ese equipo de temer para ser un elenco respetado. Y por dicho sendero van los dos, uno con un compromiso internacional y el otro con una contienda federal, la cual lo tuvo victorioso en La Rioja contra uno de los animadores de la Primera Nacional: el Funebrero de Aníbal Biggeri. Fue victoria por 2 a 0.
En un duelo en donde ambos volcaron sus equipos alternativos, Talleres trató de liquidarlo lo más rápido posible y lo hizo, dado que en el minuto 15 Nahuel Bustos se mandó una pinturita: condujo la pelota a pura guapeza desde la mitad de la cancha hasta la puerta del área, se acomodó, pensó y la pinchó con pura sutileza por arriba de Federico Losas, arquero titular de Chacarita. A partir de dicho momento, el equipo cordobés se tiró a dormir la siesta en territorio riojano y aguantó todo el compromiso.
Pero si de imprevistos hablábamos, apareció uno muy recurrente en nuestro suelo y se trata de los “inadaptados de siempre”. O tal vez y mejor definido, “los adaptados de siempre” a generar disturbios, peleas con las autoridades y a detener un espectáculo que no les pertenece en lo más mínimo. Por consiguiente, el partido se demoró 17 minutos, pero los efectivos de seguridad los desalojaron y dieron curso al último bloque del segundo tiempo, en donde la ecuación no cambió, pese a todo lo acontecido.
Sin confirmaciones y una fecha prevista, el duelo entre River y Talleres aún no tiene certezas y todo quedará supeditado a descomprimir la complicada agenda que tiene el Millonario. Por ende, el próximo cruce copero entre ambos podría darse a partir del próximo semestre.
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